En el mundo actual que nos toca vivir y en este país, entre otros estadios: Paraninfo de las artes, de la racionalidad: "Justa, ética y equitativa" y lugar donde la crisis, esta puñetera astilla clavada en las uñas del vulgo, de la plebe para la clase política, que algunos trataron de negar como un mal menor maquillándola con falsas esperanzas, hace estragos en más de cuatro millones de personas...
SÍ, hace estragos en la vida diaria sesgando la paciencia del ciudadano, del parado, no del quieto, obligándolos por necesidad, no por otras causas o motivos, a convertirse en seres sin escrúpulos, no lo duden, algunos llegarán a eso, ¡qué pena!, simplemente para subsistir...
Sí, para subsistir...
Te lo digo a ti que cobras un gran sueldo al amparo de la penumbra de esos grandes despachos llenos de aire acondicionado, protegidos por paredes de plomo, iluminados por la tenue luz de la mezquindad de alguna compañía sobre interesada en sus intereses...
Te lo digo a ti que te sientas en un sillón, haces el paripé, y te importa una mierda quien te votó o quien pueda estar muriendo por culpa de las radiaciones paranormales que pululan por el éter, a su antojo, amparadas por los señores de la oscuridad, no de la luz de la razón empírica: "causa-efecto", y por las cuales ¿pueden estar condenados a muerte otros tantos: niños, mujeres y hombres en el conjunto total de la población?
Pero a ti que más te da, en todo caso, si logras llegar hasta esta parte del texto... Lo imprimirás, muerto de risa, diciendo: "Qué le den a este loco y hasta a los que te han votado añadiendo aquello de: ‘Ande yo caliente, ríase la gente'" y te limpiarás las posaderas con tal impresión, como sueles hacer con todo lo que te importa un carajo, con todo aquello que va en contra de tus intereses o los de tus aláteres...
Ya llegará el tiempo en el que te lamentarás públicamente por no haber tenido arrestos sobre este tema, sobre las radiaciones paranormales, te lo vuelvo a recordar, y hasta harás homenajes a los fallecidos, ¡para seguir ganando votos, claro!, para seguir apoltronado, para seguir con tu vida como si tal, sin cargos de conciencia...
¡Ay, la conciencia en los de tu especie!
¿Dónde coño estará?
Sí, lo sé... lo sé... Llegados a este punto mejor será parar, por salud mental, no por otra causa, porque si sigo tendría para mil folios; pues aunque ustedes no lo crean no era mi intención ahondar en este punto tan pronto, ni en este texto.
¡Verán! Yo quería escribir sobre el mecenazgo, algo positivo, algo revitalizante; pero la realidad puede, a veces, más, ustedes me entienden ¿verdad? Tú no, apoltronado, el pueblo, el pueblo llano, tú a lo tuyo, a seguir mamando de la teta, eludiendo tu responsabilidad en las radiaciones paranormales, como en tantas otras cosas...
Por eso, a partir de esta parte del texto, retomo la idea inicial y me sumerjo en ella, para sosegar mi ánimo, y comienzo nuevamente el texto diciendo:
En este mundo actual y en este país: Paraninfo de las artes, de la racionalidad: "Justa, ética y equitativa", muchos de nosotros, tal vez más de los que pensamos:
Navegamos en el mar de las artes y de la ciencia buscando nuestro espacio, sin entrar en competencia con nuestros compañeros, por lo menos así lo vivo yo y muchos más, pero créanme no pongo las manos en el fuego por algunos/as que yo me sé, pues la envidia...
¡Ay, la envidia!
Sigo... Navegamos en el mar de las artes y de la ciencia tratando de llevar nuestro mensaje, nuestro trabajo, nuestra ilusión, nuestra ética, a la mayor cantidad de personas...
Y para ello, para conseguirlo, pateamos la calle, tocando en infinidad de puertas, obstáculos salvados a golpe de pértiga, para buscar en el otro lado apuestas solidarias que se comprometan con nuestras propuestas y al mismo tiempo quién pueda hacerse cargo de costear las mismas.
¡Dura tarea! Créanlo, muy dura; pues nadie da algo en este mundo, en este país, a cambio de nada, que les voy a contar yo que no sepan o que no hayan vivido en carne propia...
Me imagino a muchos de ustedes tocando, tocando y tocando en la Concejalía de turno, insistan, es su trabajo el escucharlos; en la editorial de turno, insistan, viven de ello; en el ministerio de turno, insistan, se les paga por ello, etc... macerando mil formas distintas de convencer al representante de estas entidades de que los trabajos presentados son merecedores de una oportunidad, ya sea la artística o la científica, y una vez terminada la entrevista, si tienen suerte en conseguirla, pues eso dependerá de si han hablado demasiado en contra del poder establecido, a esperar una respuesta que nunca llega.
Una respuesta dilatada en el tiempo por uno u otro motivo como puede ser el que no le caes bien, el no haberte arrodillado a tiempo o simplemente porque no tienen motivación... Créanme, esto último es lo más miedo que me da... Porque cuando hay desidia en ciertos puestos de responsabilidad no se puede avanzar en esta sociedad.
Es por todo lo escrito y dando un garbeo por la historia de la Roma clásica, que junto a la griega son las primeras piedras de nuestra sociedad actual, de nuestra forma de ser y hasta de pensar, que me topo y seguidamente me fijo y ahondo en la figura de un personaje poco conocido, muchas veces mentado por su último nombre, pero poco conocido llamado Cayo Cilnio Mecenas (Gaius Cilnius Maecenas) (70-8 a.C), cito: "Noble romano de origen etrusco, confidente y consejero político de Cayo Octavio Turino, más adelante conocido como César Augusto" que además de político, cito: "Fue también un importante impulsor de las artes, protector de jóvenes talentos de la poesía y amigo de destacados autores como Virgilio y Horacio." Hombre cuya biografía me recuerda la existencia de una última vía en estos tiempos aciagos, en esta puñetera crisis, para seguir editando nuestros trabajos, ya sean estos culturales o científicos, para seguir moviendo la economía, insisto en este punto: La cultura y la ciencia generan riquezas.
Imagínense que hubiera sido de Ludwig Van Beethoven (1770-1827) cuando en 1973, estudiando con ciertos maestros de la época, si el príncipe Lichnowskky y el barón Swieten no hubieran decidido amparar bajo el mecenazgo a tamaña figura de la música o de Galileo sin el mecenazgo de los Medici y el Papa bajo cuyo amparo éste: Astrónomo, filósofo, matemático y físico... quiso adquirir legitimidad en sus postulados.
Es por esto último que se me ocurre plantear, ¡jo, ingenuo yo si espero que me hagan caso estos apoltronados personajes de nuestra sociedad!, una desgravación fiscal para todo aquel que apueste en nuestro país: por un autor o un científico, por su trabajo.
Una desgravación fiscal simplemente para motivarlo, para que florezcan, como girasoles, las buenas ideas y no se pudran en el tiempo, ¡qué menos!, y si existe tal desgravación dentro de nuestro país, perdonen la desinformación.
La intención es lo que cuenta, ¿No?.
Todo sea por la cultura y la ciencia, perlas de oro que muchos apoltronados quieren prostituir en favor de sus propios intereses.
Alejandro Dieppa León
1 comentarios:
Estimado Doramas me gustaria te pusieses en contacto conmigo asunto de este texto publicado en tu página.
aa.leon@hotmail.com pon en asunto MECENAS.
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