Marruecos ha vuelto a demostrar que su visión de España o, del al menos, parte de nuestro territorio (Canarias, Ceuta, Melilla, Andalucía y alguno de los peñascos que tenemos en el Mediterráneo, Perejil, verbigracia) es de colonia, de posesión prestada a otra soberanía, pero que en cualquier momento puede regresar al redil de Mohamed. El reino alauita siempre ha mantenido entre sus objetivos, aunque nunca mostrado abiertamente, el quedarse con esa parte de terreno español que está fuera de la Península, muy en especial las dos ciudades autónomas y el Archipiélago canario. De otra manera, amigos míos, no se entiende lo que está aconteciendo con activista saharaui Aminatou Haidar.
Y es que el hecho de que la señora Haidar esté en España, en el aeropuerto de Lanzarote llevando a cabo su huelga de hambre, no es sino responsabilidad compartida de las autoridades marroquíes con nuestro presidente del Gobierno, el señor Zapatero. Legalmente, lo diga quien lo diga, esta activista nunca debió haber entrado en territorio nacional puesto que carecía de documentación, pero peor aún fue que tras la abortada intentona de regresar a El Aaiun volviese a entrar en suelo español. Y en este último término tuvo mucho que ver la delegada del Gobierno en las Islas, la señora Carolina Darias, que se permitió el lujo de desautorizar al responsable policial del puesto fronterizo del aeródromo conejero y, de paso, destituirle de sus funciones.
Marruecos, ante el devenir de los acontecimientos, debe estar frotándose las manos porque ha conseguido colarnos (dicho con todo el respeto del mundo) a una ciudadana suya (porque de momento lo es) y encima sin tener encima los permisos o los documentos preceptivos para tal fin. Lo dicho, un completo disparate orquestado por Mohamed VI e interpretado a la perfección por la diplomacia española, a la sazón el señor Moratinos.
Pero, fíjense ustedes como son las cosas. Hace siete años, cuando la crisis del islote de Perejil, poco menos que le faltó el canto del euro a la progresía de este país para criticar la operación militar desplegada por el Ministerio de Defensa en pos de acabar de una vez por todas con los ¿cuatro aventureros? que se habían atrevido a invadir una porción minúscula e ínfima de nuestro Estado. Esa fue la prueba de fuego para comprobar si Marruecos podría intentar un golpe a mayor escala. Ahora, con ZP al frente del Ejecutivo, no sólo es que tiene las puertas abiertas, sino que puede colarnos a todos aquellos que no sean de su agrado. Y, por si alguien anda falto de conocimientos geográficos, la distancia entre Lanzarote y las costas de Marruecos podría completarlas David Meca en poco más de 24 horas. Hagan cálculos y échense a temblar.
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