Durante años los independentistas canarios hemos denunciado permanentemente la actitud imperialista de España y su socio expansionista Marruecos. Ambos estados dirigidos en la práctica por monarquías retrogradas provenientes de regímenes dictatoriales y fascistas, maquillados “de democracias liberales burguesas”, mantienen a la mayoría de la clase trabajadora con salarios de miseria y libertades conculcadas por los poderes monárquicos, económicos y políticos que dirigen los destino de estos dos países.
El Estado Español, igual de hipócrita que su vecino, actúa de la misma manera que en los años oscuros del franquismo, mantiene la misma postura farisaica que mantuvo en el 1975, cuando, en un alarde de traición al pueblo saharaui, dejó en manos del expansionismo alauita al pueblo hermano del Sahara, el cual ha estado siendo durante todos estos años esquilmadas sus riquezas por las empresas españolas, que actúan en este territorio saharaui a través de su socios marroquíes.
Los saharauis nunca se han considerados marroquíes, durante años los canarios convivimos con ellos, trabajando en la construcción y en la pesca, las relaciones siempre fueron fraternales, de buenos vecinos, nunca hubo problemas de entendimiento. Actualmente, tanto los canarios como los saharauis, luchamos por conseguir los mismos objetivos, contra diferente Estado, pero la lucha es la misma, si bien es cierto que las condiciones políticas de Canarias respecto al Sahara son distintas, ya que Canarias es colonia directa de España y Europa, mientras que el Sahara es territorio ocupado por Marruecos, el cual no respeta los derechos humanos ni con su propio pueblo, las libertadas democráticas son restringidas con el beneplácito de las potencias occidentales.
Al pueblo saharaui le asiste toda la razón en su lucha por la independencia y tiene todo el derecho como pueblo oprimido a utilizar todos los medios a su alcance para conquistarla.
La situación que vive la activista saharaui Aminetu Haidar, es fruto de las condiciones políticas en que se encuentra la población ocupada del Sahara. Esta valerosa mujer ha sufrió las cárceles de exterminio marroquíes, torturas y malos tratos, fue expulsada de su tierra por los ocupantes, y ahora ha tenido que recurrir a una huelga de hambre en Canarias, que amenaza seriamente su vida, en defensa de su derecho legítimo a volver a su tierra y reunirse con sus hijos.
La vergonzante actitud del Gobierno de Zapatero es igual que la que mantuvieron sus correligionarios franquistas en el 1975, tras abandonar el Sahara y dejar que Marruecos se lo anexionara, tras una marcha verde dirigida y organizada por el Gobierno Marroquí, con militares alauitas de paisano, de la cual el Gobierno Español fue cómplice, ya que tenía pleno conocimiento de de las intenciones marroquíes. Su retirada dejó en ridículo al propio ejército colonial español que había comunicado a los medios de comunicación el resistir en defensa del territorio.
España es un estado fariseo que a lo largo de la historia no ha sido capaz de plantar cara a otros estados, al final acaba vendiendo sus colonias por un puñado de monedas. Esto lo hizo con Cuba, Puerto Rico, Filipinas, lo ha hecho con el Sahara y lo hará con Canarias, al menos que los canarios y canarias le plantemos cara y consigamos la independencia.
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