PAULINO RIVERO: AÑO NUEVO, RETRASO NUEVO

Dijo Groucho Marx que es mejor estar callado y parecer tonto que hablar y despejar las dudas definitivamente y, Woody Allen que la vocación del político de carrera es hacer de cada solución un problema. Quizás Paulino Rivero, Presidente del Gobierno de Canarias, no conozca estas frases, pues de haberlas conocido, no se le hubiese ocurrido el aciago mensaje del pasado 30 de diciembre, ya que lo conocemos por el gran propulsor de la universidad de la vida, pero lo desconocíamos incrementando la amargura de la ciudadanía, al afirmar que la construcción de los Hospitales del Norte y Sur de Tenerife se vuelven a retrasar, esta vez hasta el segundo semestre del año 2012, para mayor gloria del empresariado sanitario.

La excusa, que son como las axilas, que todos las tenemos y todas apestan, es que querer mejorar los servicios, una excusa ya manía, difícilmente creíble, pues fue allá por noviembre de 1999, poco tiempo antes de que se debatiese la Ley de Iniciativa Popular para la creación de un Hospital Publico para el Sur suroeste de Tenerife, cuando el Cabildo de Tenerife aprobó los proyectos de los centros Sociosanitarios, que vienen a sustituir la creación de auténticos hospitales públicos para ambas comarcas, tal y como se denuncio en el discurso de la defensa de la ILP, que se debatió en el Parlamento antidemocrático de Canarias, el 12 de enero de 2000.

El fondo del mensaje del Mencey de Canarias sólo sorprende a los ingenuos, pues ya en febrero de 1997, el entonces Director del Servicio Canario de Salud, Román Rodríguez afirmó que no se justifica la creación de un hospital en el sur de Tenerife, que por tal bravuconeada fue premiado con el titulo de Guanarteme de Canarias, que durante su reinado quiso cargarse los pinos de Vilaflor, apoyado por el fiel escudero Julio Bonis, que se había encaramado en el poder de la sanidad Canaria para afirmar que las probabilidades de construir un hospital en el sur es cero. Eliminado el Guanarteme "traidor", se pasó al majestuoso gobierno del Mencey Martín, periodo caracterizado por plasmar mentira tras mentira, ofreciendo proyectos hospitalarios que nunca se cumplieron, llegando a afirmar, en su discurso de coronación, que haría feliz a todos los canarios, entendido como tales a los que se benefician de la sanidad privada. Ahora el Mencey de facto de Canarias, proveniente del Menceyato del Sauzal, nos deleita con mensajes de retraso tras retraso, escoltado por la princesa Roldós, quien dijo tener un sueño, que es una gran pesadilla para todos.

Las hemeroteca nos ofrecen las fechas que nos han dado desde el Menceyato de Tenerife, afirmando que los hospitales del Norte y Sur de Tenerife estarían entre los años 2003 y 2005, que cuando surgen retrasos, el Mencey Ricardo Melchior, dice indignarse, sabedor que es su organización política la que lo retrasa, con el apoyo incondicional del P.P. y la complicidad silenciosa del PSOE, de los cuales poco o nada se le ha visto en defensa de la construcción de los hospitales públicos para el Norte y Sur de la isla.

Los hospitales del Norte y Sur de Tenerife estarían terminados, si al frente de Sanidad pusiesen a personas que no se detienen en construir infraestructuras en esta isla, como a Domingo Berriel, que cuando la Ley se lo impide, "va que se las pela" al antidemocrático parlamento y la cambia, o Cristina Tavio, que si encuentra algún obstáculo dice que le "araña" y a otra cosa mariposa. También sabría ocupar esa responsabilidad, Suárez Trenor, que si en su empeño alguna persona se opusiese, lo llama "terrorista social" y zanjado la oposición. Otra persona cualificada es Miguel Zerolo, que si le montan una manifestación afirma que son "golpistas civiles", y resulto el problema y, estos son los que nos llaman los del "no a todo".

En lo que si están de acuerdo esta oligarquía, es en las declaraciones que hizo Antonio Alarcó en un mitin en Guía de Isora, al aseverar que es mejor ser cliente que paciente, porque ninguno de ellos ha hablado de hospitales PÚBLICOS, y es que para esta gente lo público les da grima... y así nos va.

Toño Linares