Está claro y constatado que ZParo/ZPinocho ha apostado en firme por invertir la misión principal de nuestras tropas. No se siente representado por las mismas, incluso le cuesta horrores decir la palabra España y busca sinónimos edulcorados, amables, pero que no dejan de ser una trampita secesionista. Vean y repasen las comparecencias de nuestro presidente para que comprueben como suele referirse a Estado, la nación, este país, etcétera, mucho antes que tener que soltar por su boca la palabra ESPAÑA, así, con mayúsculas.
Y claro, esto del ejército, al señor ZP le parece que suena a rancio españolismo franquista, que eso de que nuestros soldados lleven por aquí y por allá la bandera española o vayan tocando el himno pues como que no le hace excesivamente feliz, más bien todo lo contrario. Por eso, para insulto a los altos mandos, puso como ministra de Defensa a la pacifista y pseudo-independentista Carmen Chacón, una señora que fue capaz de cuestionar cuando estaba en la oposición el papel que hoy en día tienen las unidades militares, que los fondos que se comía el ejército eran cuantiosos y que no había lugar a seguir con este despilfarro. Esta ministra, por si alguien lo desconocía, era defensora del malogrado ¿humorista? Pepe Rubianes, quien se manifestó en más de una oportunidad en contra de España y recomendaba que se metieran la idea española por cierto orificio y a ver si nos reventaba. Muy gráfico, qué duda cabe.
La señora Chacón debe ser, por un lado, un tanto desgraciada al tener que ocupar un puesto de un área que tantas veces había denostado, como reflejan sus pateadas tras una pancarta del No a la guerra, pero estoy convencido de que el disgusto se le pasa en cuanto ve la nómina de fin de mes. Entonces, ténganlo por seguro, ya se le olvida cualquier berrinche ideológico. Además, no lo olvidemos, está encantada de poder ir desmontando poco a poco las atribuciones de los militares. Si su idea es convertir los cuarteles y las misiones en auténticas ONG, créame que está a un paso de lograrlo, siempre y cuando (no quiero dar ideas) no salga un Tejero en potencia y decida hacer lo que el original, aunque esta vez sin la chapucería de aquel entonces.
Juan Antonio Alonso Velarde
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