domingo, 23 de mayo de 2010

LA ASIGNATURA DE HISTORIA DEL ARTE EN ESPAÑA


¿Por qué es famosa España? ¿En qué campos del saber hemos sobresalido? ¿En cuáles, tal vez, hemos sido los mejores? Desde luego nadie contestaría que la ingeniería o la química han sido nuestro fuerte; podrían algunos seguramente y con motivos señalar la medicina o la marina; pero nadie discutiría que en literatura y arte hemos dejado nombres y obras de influencia universal y especialmente en pintura, durante los siglos XVII al XX, son nombres de españoles quienes sobresalen en el panorama internacional: Velázquez, Goya, Picasso... abanderados por ellos no puede haber muchas dudas a la hora de responder a las anteriores preguntas.

¿Cuál es sin embargo la salud interna del arte en nuestro país hoy? ¿Se invierten esfuerzos y dinero a nivel institucional para seguir promocionándolo? ¿Conocen los jóvenes el nombre y la obra de quienes sentaron las bases de nuestro bagaje cultural? Parece difícil contestar con optimismo. En la educación secundaria obligatoria no se estudia ni Arte ni Historia del Arte y, más chocante todavía, en el bachillerato prácticamente tampoco. Los alumnos que elijan los que tradicionalmente denominamos "de ciencias" no deberán invertir ni un solo instante en pararse a pensar en el significado de lo que el arte es, y los "de letras" tampoco tienen por qué hacerlo pues la asignatura es una optativa del último año que, además y en función de un rígido juego de grupos de materias a elegir, no todos tendrán que estudiar y algunos, aunque lo deseen, tampoco podrán hacerlo: por ejemplo, los que vayan al denominado Bachillerato de Sociales.

El arte es patrimonio humano y tan indisolublemente ligado está a la esencia misma de nuestra especie que es la realidad material más palpable que nos diferencia de otros homínidos o de cualquier póngido superior. El arte es la mejor forma de expresar nuestra región irracional, tan basta y necesaria como la racional. El arte además no tiene fronteras ni sexos ni alberga luchas intestinas que vayan más allá del avance en su propia investigación y capacidad expresiva: es por naturaleza fuente de unión y entendimiento, y algo muy necesario para superar confrontaciones trasnochadas.

Cada país tiene sus luces y sus sombras, igual que cada historia o grupo humano. Sin embargo, España ha dado tantas luces en el terreno artístico que no parece juicioso (tampoco económicamente, factor determinante en las políticas de quienes nos dirigen) que seamos nosotros precisamente quienes reduzcamos su estudio y no nos aprovechemos (máxime en épocas de crisis) del prestigio y saber que poseemos y que nunca debiéramos olvidar.

El saber, en cualquier terreno, es siempre recomendable. Es bueno que incidamos en todos los campos y que sentemos las bases para ir consolidando una tradición en aquéllos en que no la hemos tenido, pero es casi suicida olvidar lo que ya teníamos.

Vengo repitiendo en diversos artículos de diferentes medios de comunicación el error histórico que supone no incluir a mujeres artistas de la historia en nuestros programas de estudios: Sofonisba Anguissola, Lavinia Fontana, Catharina van Hemessen, Artemisia Gentileschi... trabajaron en o para España y gozaron de enorme reconocimiento por sus trabajos, pero tampoco es muy sorprendente este vacío cuando los manuales que se usan en los institutos contienen los mismo textos y láminas que los de hace veinte años. No ha habido modificación porque no hay interés en esta asignatura. Nada ha cambiado aunque sí lo hay hecho, y mucho, la sociedad. No es fácil que nuestros alumnos estén preparados en conocimientos artísticos cuando se ha arrinconado el arte a favor de otras disciplinas que se actualizan y cambian constantemente, a veces excesivamente, a veces incluso con fatuidad.

Me da pena cuando constato que la mayoría de los actuales alumnos de Bellas Artes de Madrid desconocen ser los herederos de la Academia de San Fernando, donde estudiaron los mejores. ¿Pasaría esto en Gran Bretaña, siempre tan celosa de sus tradiciones? ¿Pasaría en Francia, donde han hecho hasta de la guillotina un símbolo? ¿Por qué pasa entonces aquí?

ISABEL DEL RÍO
***Isabel del Río (http://www.isabeldelrio.es) es autora de la novela Ariza (ed. Alcalá, 2008) y del ensayo Las Chicas del Óleo, pintoras y escultoras anteriores a 1789 (ed. Akrón, 2010). Dirige la revista cultural Yareah magazine.

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