La
mayoría de lectores de prensa, por no decir la totalidad, posiblemente
sea la primera vez que han encontrado en un periódico algo firmado por
el ex presidente Zapatero. Tan insólito suceso se produjo el pasado 31
de julio en el Diario EL MUNDO, con un artículo titulado “La decisión
del Banco Central Europeo”. A la vista de fondo y forma del mismo,
esperamos que el dimitido político no se prodigue en este género
literario o bien varíe de tema y presunto “negro”.
Su
escrito, plano y carente del más mínimo interés, no aporta novedad
alguna. Prácticamente su contenido ha sido repetidamente publicado en
distintos medios. Afirmar, como hace el final del párrafo 5º que: “con
primas de riesgo elevadas, la economía pierde la capacidad de
financiarse, y si no hay liquidez no hay crédito, y si no hay crédito
hay recesión, y si hay recesión cualquier esfuerzo de consolidación
fiscal, por duro que sea, está condenado al fracaso”. Solo le faltó a
tan profunda reflexión aquello de “y detrás del último no va nadie”.
Añadir a continuación que “los países con problemas graves de deuda
(léase España) necesitan el regreso de los inversores foráneos”, es otra
obviedad que no necesita comentarios.
Son
varias y de distinto tipo las opiniones erróneas vertidas sobre otros
temas como por ejemplo el comparar las atribuciones de la Reserva
Federal de los EE.UU. y el Banco de Inglaterra, con el Banco Central
Europeo, dado que los dos primeros actúan en su propios países y el BCE
tendría que hacerlo en 17 a los que solo vincula el euro pero con
políticas fiscales dispares y situaciones económicas muy diferentes.
Zapatero
jamás entendió el verdadero origen de la crisis por carecer de
capacidad y preparación para ello. La insistente negativa sobre su
existencia en España no fue por iniciativa propia, sino porque así se lo
indicó la numerosa pléyade de asesores de la que se rodeó durante su
mandato. Su absurdo empeño en negar la evidencia se obedeció al temor
cerval que le supondría la pérdida de prestigio, tras haber prometido
el mejor de los futuros a los españoles.
Al
ex presidente, durante gran parte de su legislatura, nunca le preocupó
el endeudamiento ni el gasto, aunque ello supusiese el vivir
artificialmente. El estado del bienestar, como su propio nombre indica,
para ZP significaba estar bien, aunque algunos lo pasaran algo peor que
otros…Lo importantes es que funcionarios y empleados públicos estuviesen
contentos. De los humildes, desfavorecidos y desempleados, ya se
encargarían sus amigos de los sindicatos, auque sin dedicarles excesivo
interés; simplemente tratando de disfrazar el muñeco lo mejor posible y
explicándole a los menesterosos que el paro era un mal endémico, pero
nunca por culpa del Gobierno socialista.
Nada
hemos leído en su carta sobre la necesidad de líderes que sepan
comunicarse con la sociedad. Cuales son nuestras equivocaciones y como
salir de ellas. Nada sobre eliminación de privilegios con más libertad y
menos leyes, con más ideas y menos demagogia. Menos sindicalismo,
manifestaciones y destrozos y más profesionalidad. Menos subvenciones y
más responsabilidades y transparencia. En múltiples ocasiones hemos oído
a los líderes de CC.OO. y UGT decir que sus respectivos sindicatos
podían mantenerse perfectamente con las cuotas de sus afiliados y ahora
son sus propios empleados los que les están acusando por impago de la
paga de junio y la posible presentación de un ERE como ocurre en la COAN
(Comisiones Obreras de Andalucía).
Habla
igualmente Zapatero sobre el gran sacrificio colectivo y una situación
social marcada por el alto nivel de desempleo, pero no explica como se
produjo durante su mandato el incremento de casi tres millones de
parados más, e igualmente de sus fracasos para atajarlo como el famoso,
ridículo y catastrófico “Plan-E”. Reconoce que se han cometido errores
en el ámbito de la Unión Europea y asume en primera persona los que le
corresponden, que ni indica cuales han sido ni pide disculpas como
debiera hacer por el estado calamitoso en que dejó a un país llamado
España.
Roguemos
que el día que se decida a escribir sus memorias, como ya nos ha
amenazado en diversas ocasiones, los escasos y osados lectores que se
atrevan a comprarlas, por lo menos encuentren verdades y no pobres
justificaciones como en su inane artículo. ¡¡Felices y merecidas
vacaciones!!
Atentamente.
José-Tomás Cruz Varela
D.N.I. 02470916A
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