Aunque resulte muy triste reconocerlo,
a nivel económico y desde hace cierto tiempo, la CE gobierna nuestro
país. Nos marca pautas e impone medidas a tomar, vigilando y controlando
su aplicación y cumplimiento. Situación que ha admitido el propio
Mariano Rajoy a través de su frase: “los españoles no podemos elegir, no
tenemos libertad..etc.”
Según
parece, para recuperar la confianza de los dichosos mercados, es
condición indispensable la recapitalización de la banca y para
eso necesitamos contar con unos recursos de los que carecemos. La gran dificultad no pasa por no disponer del dinero, sino que nadie esté dispuesto a prestárnoslo; entre otras razones, lisa y llanamente porque no se fían de nosotros ni ofrecemos garantías suficientes, lo que nos obliga a someternos y aceptar todas las imposiciones de la UE.
En circunstancias normales, la
pérdida de soberanía implicaría la dimisión del Gobierno y convocatoria
de elecciones generales, lo cual no ocurre ni nadie lo pide, entre
otras razones, por el reciente triunfo del PP, ni los sondeos perciben
alternativas fiables al no considerar al PSOE como repuesto válido. En
opinión de la UE, somos un Estado con un Gobierno de “baja calidad
política” que nos impide desenvolvernos por si solos…
Los organismos europeos, entre ellos el FMI, están cuestionando los más
que probables incumplimientos de nuestras CC.AA. , cuyo endeudamiento
ya supera los 145.000 millones desde el inicio de la crisis. La
deslealtad a España, crece paralelamente a su descontrol y en algunos
casos hasta se muestran exigentes y olvidadizos como en el caso de
Cataluña con su pacto fiscal y tremendo endeudamiento. El Estado de las
Autonomías se está convirtiendo en algo tan oneroso que en caso de no
ser embridado, puede proporcionarnos una catástrofe muy superior a lo que estamos imaginando. La actitud de Mas-Colell (CyU)
y Martinez Aguayo (PSOE-A), ante el Consejo de Política Fiscal y
Financiera, en nada benefician nuestra solvencia exterior con su actitud
precisamente.
Es muy fácil decir que España es un gran país, que de tanto repetirlo
se ha convertido en tópico y muletilla de políticos, cuando en
realidad y como piensan miles de jóvenes y no tan jóvenes, solo hemos
crecido en picaresca y corrupción. Unicamente los que viven de la teta
autonómica que ya son legión, defienden un sistema tan pervertido hasta
las trancas, donde algunos de sus dirigentes actúan a su libre albedrio,
dedicados a hacerse favores entre ellos y en el mejor de los casos con dinero de las cajas de ahorros.
Hasta que no se cierren los miles de empresas públicas, aunténticos
instrumentos de influencia en manos de presidentes y altos cargos
autonómicos y se prescinda de todos los paniaguados, familiares y amiguetes
que en ellas trabajan (o por lo menos cobran), no se habrá logrado un
ahorro considerable, que aplicando tal medida podría suponer entre seis y
siete mil millones anuales entre sueldos y Seguridad Social, a lo que
habría que añadir otra cantidad muy elevada si se aplicase el mismo
procedimiento con los entes creados por la Administración central. Pero
claro, tal medida supone enfrentarse y arriesgarse a perder el voto, y como consecuencia el poder, no solo del apesebrado sino los de toda su familia y terceros igualmente favorecidos, motivo por el cual todos eluden hincarle el diente a este delicado tema.
Se impone abordar cuanto antes la reforma del Estado. Inicialmente no será la panacea que todo lo resuelva, pero el quedarse quieto y no hacer nada, eso que tanto recomienda Arriola, si podría suponernos
el desastre de ser intervenidos. Inquietud y amargura ciudadana son
totalmente lógicas. Rajoy ha renunciado al programa con el que alcanzó
la mayoría absoluta que tampoco sería válido para la situación actual.
No obstante, decirle a los militantes del PP que “pueden salir con la cabeza bien alta porque no tienen nada de que avergonzarse” no deja de ser una pamema mitinera.
Las soflamas a estas alturas ya sirven para muy poco. Los españoles
claman por un puesto de trabajo para poder alimentar a los suyos, y con
tanta mentiras y promesas incumplidas, cada día están más convencidos de
no conseguirlo nunca….
Atentamente.
José-Tomás Cruz Varela
D.N.I. 02470916A
0 comentarios:
Publicar un comentario
Escribe en libertad y sin censuras