martes, 9 de marzo de 2010

AVATAR: - TRES (3) OSCAR





JUAN MANUEL DE PRADA - "ANIMALES DE COMPAÑÍA" - XLSEMANAL


CAMERON VS. BIGELOW







EXTRACTO: publicado el día 14 de febrero de 2010 - (DÍA DE LOS ENAMORADOS) -

¿QUÉ COMIÓ?... ¿CHI LO SA?


Avatar es una película tan aparatosa en su despliegue de portentos tecnológicos como vacía de sustancia; y es, sobre todo, un repertorio de la morralla ideológica que abastece nuestra época (o sea, lo que los cursis denominan una `película con mensaje´): indigenismo sentimentaloide, exaltación de la ecología como nueva forma de fe religiosa y un maniqueísmo de la peor calaña. O sea, la sustitución del lenguaje creativo propio del arte por el lenguaje doctrinario propio del panfleto; aunque aquí ese lenguaje doctrinario se sirva caramelizado y envuelto en papel celofán. En tierra hostil, por el contrario, es una película seca y abrasadora como el viento del desierto, abrupta como un disparo a quemarropa, que nos sumerge en el horror cotidiano de la guerra de Iraq, siguiendo los pasos de una patrulla de soldados americanos dedicados a la desactivación de bombas. Donde Cameron ofrece un espectáculo de barraca, fastuoso e inane, Bigelow propone, con un estilo descarnado, casi documental, una indagación en los abismos de la resistencia humana, allá donde los demonios de la angustia y los ángeles de la esperanza traban combate. Donde Cameron nos obliga a medirnos con personajes estereotipados y bidimensionales (por mucho que los aderecemos con gafitas 3D) que no son sino vehículos de una moralina de garrafón, Bigelow nos enfrenta a personajes desgarradores, contradictorios, amasados de luz y de sombra, rabiosamente humanos en definitiva, que reclaman del espectador algo más que la mera adhesión o el mero rechazo. Entre ambas películas hay la misma diferencia que entre la pirotecnia y el fuego: sólo que, como bien se sabe, el fuego quema y la pirotecnia deslumbra.

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