A estas alturas ya
son muy pocos los que creen que los sindicatos convoquen otra huelga general
para defender los derechos de los trabajadores . Lo único que les ocupa y
preocupa es tratar de recuperar parte del protagonismo y prestigio perdidos y seguir disfrutando de sus prebendas y
bicocas, amen de continuar manteniendo a
los “liberados sindicales”, cuyas nóminas y Seguridad Social pagan puntualmente
las empresas públicas o privadas, contra las cuales, Méndez (UGT) y Fernández
Toxo (CC.OO.) atentan continuamente, siendo los citados liberados quienes
forman parte de los piquetes, eufemísticamente llamados “informativos”.
Nuestra economía
depende del “circo de los rescates”, cuya directora, Ángela Merkel, que maneja a su antojo y conveniencia, todavía no
ha decidido si este año o el que viene incluirá en su gira a nuestro país.
Mientras, los activos y constructivos sindicatos, están ensayando el “más
difícil todavía” consistente en la celebración de un segundo paro general de 24
horas en el mismo año y contra el mismo Gobierno del Partido Popular. Sus Generales Secretarios
están haciendo lo imposible para que el evento, programado para el próximo 14
de noviembre contra los “recortes del Gobierno”,
coincida nada menos que con las movilizaciones a celebrar ese mismo día en
Portugal, Chipre y Malta. Otra inmensa torpeza más cometida por nuestros
espabilados líderes sindicales para promover que España figure ante los
inversores, vinculada a países con economías todavía peores que la nuestra, y
dos de ellos, sometidos a rescate.
Nuestras
organizaciones sindicales, no solo no
han sido capaces de aportar alguna solución medianamente creíble para mejorar,
sino que su esfuerzo ha consistido en
torpedear todas las iniciativas propuestas por el Gobierno para superar la crisis.
Cualquier atisbo de mejora ha sido boicoteado con saña, para que la imagen de
España aparezca ante la UE y resto del mundo, como una nación totalmente
aproblemada e incapaz de salir adelante. Los sindicatos, en vista de cómo está
actuando el Ejecutivo reduciendo subvenciones económicas y en fondos de
formación, lo único que pretenden con sus continuas algaradas es crear un clima
de inestabilidad total para provocar las caída del PP cuanto antes y que
retornen los socialistas al poder, y así volver a gozar nuevamente de sus
mamandurrias. Su odio a la derecha,
compartido con el PSOE, es visceral. Que en España el paro alcance el 26%, y en
algunas CC.AA. supere el 30%, les trae totalmente sin cuidado.
La actual
política sindical seguida y promovida por Méndez y Toxo, no solo no convence a
los trabajadores., sino a la mayoría de los españoles. Prueba evidente de ello
es su bajo porcentaje de afiliación.
Podrán convocar no solo dos huelgas
generales al año o una mensual si lo prefieren, les asiste todo el derecho,
hasta que solo ellos y cuatro más
estómagos agradecidos se encarguen de sujetar la pancarta. En lugar de
profesionalizar sus respectivas organizaciones como ha ocurrido en el resto de
Europa, cuyos índices de afiliación nada tienen que ver con los españoles, son contemplados como entes oscuros, cuyas
finanzas no son auditadas y el secretismo es práctica habitual. Sus ingresos
totales y desglosados tampoco son conocidos, lo mismo que ocurre con la plantilla
de empleados, colaboradores, liberados, asesores, etc. E
igualmente información sobre locales, empresas, sueldos de los líderes, que ha ocurrido con los ERE andaluces y un sinfín
de preguntas nunca aclaradas.
Que los
sindicatos prioricen sus propios intereses sobre los de los asalariados,no es
ninguna novedad. La sociedad sabe que a golpe de paros y manifestaciones nada se soluciona;
más bien todo lo contrario.
Colaborar en la destrucción de lo que España
representa, solo contribuye a alejar a los escasos inversores que crean empresas,
y como consecuencia nuevos puestos de trabajo que es lo que necesitamos y con
urgencia. Responder al recorte de incomprensibles gratificaciones y
subvenciones, con huelgas de todo tipo y en muchos casos de dudosa
justificación, es una atrocidad mayúscula.
La existencia de
los sindicatos es una necesidad porque alguien debe controlar a los empresarios
e impedir todo tipo de abusos y desmanes contra los trabajadores, pero siempre
en base al respeto mutuo,
profesionalidad y cumplimiento de la legislación vigente por ambas partes. La
simbiosis existente entre CC.OO. y UGT con el PSOE no beneficia al partido
socialista ni a los sindicatos y los ciudadanos, observando el tremendo daño
que se le está infringiendo al país tanto internamente como de cara al
exterior, se sienten incapaces de apoyar y suscribir sus pronunciamientos y
agresivas actuaciones. Son cada vez más los que opinan que en esta nueva huelga
general del 14-N descenderá la participación.
Como todo pasa,
al día siguiente, tras la ridícula
discrepencia en cuanto a la cifra de seguimiento entre las centrales sindicales
y patronal, la única consecuencia producto del cese laboral, será que miles de
empresas habran perdido una consoderable cantidad de dinero y a los
trabajadores les será descontado de sus nóminas un día de salario, más la parte
proporcional de pagas extraordinarias, algo que no les afectará a dirigentes ni
liberados sindicales, dado que pertenecen a otra casta de privilegiados.
A nivel político,
el premio a la mamarrachada más gorda, por el momento, recaerá en el presidente
de la Comunidad Andaluza, José Antonio Griñan, sucesor digital del nunca bien
ponderado Manuel Chaves (PSOE), quien para demostrar su radicalismo y
solidarizarse con los huelguistas, ha decidido, en unión de IU, cerrar el
Parlamento el 14-N. Conviene recordar que fué precisamente este político,
dispuesto a pescar en rio revuelto y dejar claro que su Comunidad no es
"terreno conquistado", quien manifestó en septiembre de 2010, que la
Cámara no se cerraría nunca porque "la democracia no se suspende";
sobran los comentarios....
Atentamente.
José-Tomás Cruz Varela