Si Castelar, Azaña, Madariaga, Unamuno o Pablo Iglesisas (el auténtico), levantasen la cabeza y hubiesen sido invitados a la rueda de prensa convocada por Juan Carlos Monedero el pasado viernes 20, es muy posible que al cabo de 20 minutos abandonaran la sala consternados ante la oratoria, léxico y despropósitos pronunciados por este político. Intentar conjeturar sobre la exposición de este personaje sería una lamentable pérdida de tiempo. Tanto los periodistas que tuvieron que soportarlo por motivos profesionales, como los televidentes que voluntariamente se sometieron a semejante tortura, estaban totalmente convencidos que el profesos de la facultad de Ciencias Políticas, no aportaría ningún dato clarificador sobre lo verdaderamente ocurrido en torno a sus manejos financieros como así fue. Su intervención se limitó a soltar un rosario de justificaciones a cual peor.
En relación con el cuestionado informe por el que percibió la increible cantidad de 425.000 euros, cifra que no cobra ni el más prestigiado premio Nobel de Economía, al igual que con el contrato que le garantizaba dicha suma, nada presentó, si bien para eludir la exhibición de ambos documentos, alegó descaradamente que eran materia absolutamente "confidencial". Únicamente y con la osadía que le caracteriza, mostró una factura emitida por su propia empresa, acreditando el cobro de sus misteriosas colaboraciones.
Iniciar la comparecencia argumentando como defensa que todo obedecía a “un ataque propiciado por el régimen del 78”, “caza de brujas” y “bombardeo mediático contra Podemos”, marcó el tono y categoría de sus aportaciones, pero todo sin proporcionar ni un solo dato ni documentación sobre las revelaciones efectuadas por los medios de comunicación, en torno a sus trabajos realizados para el Gobierno de Venezuela, lo que resultó descalificador por parte de este faltón dirigente de Podemos, que habla crispado, a gritos y con un lenguaje hostil y prepotente.
Monedero, como el resto de los españoles, sabe de sobra que cuando un diputado nacional, consejero autónomico o edil municipal, es acusado por la oposición de la comisión de cualquier irregularidad grave, y el afectado está convencido de que se trata de una vil calumnia y con su conciencia totalmente tranquila, le falta tiempo para denunciarlo a los medios, o querellarse judicialmente. Todo lo contrario de lo que sucede cuando se es presunto autor de las mencionadas acusaciones.
En este caso, fué el diputado europeo quien optó por permanecer "missing" durante un mes, aconsejado por su compañeros de directiva, suponiendo que tanto prensa como ciudadanos olvidadería sus posibles fechorías, si bien al percibir que estába ocurriendo todo lo contrario, encizañado por PP y PSOE, no le quedó más remedio que preparar y convocar la mencionada rueda de prensa de nefastas consecuencias para el partido como reflejaron todos los medios, dañándo su maltrecha imagen infinitamente más de lo imaginado, unido a una gran pérdida de credibilidad por parte de afiliados y simpatizantes de Podemos.
Muy negativo fué considerado el que Monedero, tras autoproclamarse "defensor del Estado de Derecho", se negara a responder a los distintos periodistas sobre las preguntas relacionadas con la vulneración de la libertad que supuso la detención del alcalde Caracas, opositor al régimen de Maduro. Es posible que el bananero e iluminado presidente pueda impartir docencia sobre ciertas materias, pero el pretender erigirse en paladín de la democracia, supone todo un insulto al más elemental sentido común.
Causa verguenza y estupor que en un país como España se produzcan este tipo de situaciones, pretendiendo convencernos a estas alturas de las bondades del chavismo o del madurismo de su ínclito sucesor, que han sido capaces de arruinar a la antaño próspera Venezuela, instalándola en la mayor de las miserias y convirtiendo a sus ciudadanos en seres atemorizados y atropellados por un Gobierno de descerebrados.
Como conclusión y a modo de resumen recordarle al Sr. Monedero, valorado como el peor político de España que: no existe la voluntad de tributar, sino la obligación de hacerlo. Sin explicar la verdad, la credibilidad desaparece incluso entre los suyos. Sin presentar presentar pruebas es imposible dar lecciones de nada. Que engañar a Hacienda es robarle a los ciudadanos. Que su rueda de presa fué puro trilerismo y fraude. Que su pantomima induce a pensar que aparecerán nuevos supuestos trabajos y más pagos. Que sus desclaraciones solo consiguieron inspirar frustración total e incrementar la desconfianza, con el consiguiente descenso en los sondeos de opinión. Si callar y desaparecer fué criticable, el parche de la rueda de prensa resultó deleznable. Hasta ahora la sociedad entendía que solo eran los políticos del bipartidismo (PP y PSOE según Podemos, es decir, la casta) quienes tomaban el pelo a los españoles engañando y contándoles milongas, pero ahora comprobamos que los "descastados", tambien se quieren apuntar a este socorrido deporte...¡¡Tiempo al tiempo!!
Atentamente.
José-Tomás Cruz Varela
D.N.I. 02470916A
miércoles, 25 de febrero de 2015
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