lunes, 15 de noviembre de 2010

ME AVERGÚENZA SER GRANCANARIO

Es tan grande el cúmulo de despropósitos y atropellos que sistemáticamente sufre Gran Canaria, sin que sus representantes "oficiales", elegidos por su pueblo hagan algo enérgicamente para exigir su anulación o reparación, que con el máximo dolor de todas las potencias de mi ser he de manifestar que en todas esas ocasiones siento total y absoluta vergüenza de haber nacido, y vivido, hasta ahora, en esta desafortunada isla. Y no es esta una afirmación gratuita ya que la demostraré con hechos consumados:

Me avergüenza ser grancanario cuando he sabido que en la Catedral Basílica de Canarias (que es su título), o de Santa Ana (que es su nombre), han asistido -según el periódico La Provincia/Diario de Las Palmas- centenares de personas, la gran mayoría ¿grancanarios?, entre autoridades, empresarios, representantes de partidos políticos y ciudadanos normales, sin cargo ni representación alguna, a la misa celebrada por el fallecido Presidente de Canarias que fue, Adán Martín -cuyo óbito lamento como el de cualquier otra persona desconocida para mí- que arrebató descaradamente a Las Palmas de Gran Canaria, durante su lamentable mandato para Gran Canaria, Consejerías y organismos autonómicos, como la Dirección General del Festival de Música de Canarias, que por el Estatuto de Autonomía le corresponden, para llevárselas a su Santa Cruz de Cicharreronia, con el consentimiento de los afiliados a CC en nuestra isla, algunos/as vendidos/as por un carguito en el Gobierno, como la inefable María del Mar Julios.

Me avergüenza ser grancanario porque nuestros "políticos" no protestaron ni exigieron su retorno, y además don José Manuel Soria López, siendo Presidente del Cabildo de Gran Canaria, me contestó a mi queja sobre este expolio "que eso no le preocupaba porque así tenemos menos funcionarios", como si estos señores fueran unos carroñeros, carecieran de dignidad profesional y no gastaran aquí sus dineros. Me avergüenza ser grancanario cuando a un sujeto que entregó a Tinefernonia -a La Laguna en principio- en el Pacto de Medinaceli, celebrado en Madrid el 29 de Abril de 1982, por parlamentarios de UCD de ambas provincias canarias, el Parlamento, traicionando a su isla, llamado don José Miguel Bravo de Laguna, haya sido nombrado Hijo Predilecto de Gran Canaria por nuestro Cabildo, sin méritos algunos para tal distinción. ¡Que indignidad!

Me avergüenza ser grancanario cuando nuestros dirigentes políticos no realzan ni celebran nuestros triunfos sobre los invasores que pretendieron apoderarse de nuestra isla, como los almirantes británicos Drake y Hawkins, con 27 barcos y 3000 hombres bien pertrechados, que no consiguieron desembarcar, sufriendo grandes pérdidas, y como el almirante holandés van der Does, con 77 navíos y 7000 hombres de guerra, que fueron totalmente derrotados en la batalla de El Batán, y en su alocada huida hacia el puerto, saquearon la ciudad, especialmente la Catedral y quemaron sus retablos y cuadros, e incendiaron numerosos edificios, entre ellos el domicilio del gran poeta Bartolomé Cairasco. Sin embargo en Santa Cruz de Cicharreronia celebran anualmente con gran derroche de fantasía la que consideran "victoria" sobre Nelson, que aún no era el famoso almirante de la tristemente célebre para España batalla de Trafalgar, y ni siquiera mandaba la insignificante flotilla de 9 naves de diferente porte, y solamente 900 hombres, sino Troubridge, en un descabellado intento de conquista condenado de antemano al fracaso por la superioridad numérica de los habitantes de Tinerfenonia, y a pesar de esto consiguieron desembarcar algunas fuerzas y hacerse fuertes durante un día en una iglesia -no recuerdo ahora su nombre-, pero al final tuvieron que capitular, y Nelson perdió el brazo derecho por un disparo del cañón Tigre, según afirman los chicharrerones sin fundamento histórico alguno; en el lema de su escudo representativo han colocado la palabra Invicta, título que en puridad corresponde a La Laguna, que era en aquella época la ciudad y la capital de la isla y Santa Cruz su ínfimo barrio portuario; otra falsificación histórica como la de su "fundación", que no la hubo, y cuya antigüedad han robado a La Laguna, engañando a los reyes y al presidente del gobierno nacional. Pero aquí, el alcalde Jerónimo Saavedra Acevedo no ha atendido mi sugerencia de colocar el título de Muy Victoriosa en el escudo de nuestra capital, el verdadero e histórico, que ya cumplió hace algunos años el medio milenio de su otorgamiento por la reina Juana de Castilla, no en la "raspa de sardina" impuesta por la nefasta alcaldesa que fuera Josefa Luzardo, que espero y deseo no vuelva a ocupar la alcaldía en los próximos comicios, y que ha continuado Saavedra; título más que merecidísimo por haber derrotado, como anteriormente he expuesto, a Drake, Hawkins y van der Does; el lema de escudo debería quedar así: Muy Noble, muy Leal y Muy victoriosa Ciudad Real de Las Palmas de Gran Canaria; Jerónimo me alegó que para lograr esto se precisa en consenso unánime de todos los grupos políticos que constituyen el Ayuntamiento, pero la verdad es que no lo ha propuesto en algún pleno porque no creo que hubiese oposición por parte de algún partido; una muestra más de la desidia de nuestro actual regidor municipal.

Me avergüenza ser grancanario al observar que el 12 de Octubre de este año no hubo ofrenda floral al monumento a Cristóbal Colón -aunque yo considero que la ofrenda debe celebrarse el 1 de Septiembre, día de la partida del Descubridor de nuestra isla-, pero seguramente no se realizaría para no ofender al presidente del Cabildo de La Gomera, Casimiro Curbelo, un energúmeno que niega rotundamente que el Almirante de la Mar Océana estuviera en Gran Canaria en su primer viaje, a pesar de relatarlo el mismo navegante en su Diario de a bordo, de confirmarlo su hijo Hernando en su "Historia del Almirante", y del testimonio de nauta Juan Bivas, vecino de Las Palmas en aquella época, aportado por el ilustre historiador tinerfeño don Antonio Rumeu de Armas, porque no creo que el Cabildo no tuviera dinero para una sencilla corona; pero esto no debe sorprender por cuanto la Consejera de Cultura del Cabildo de Gran Canaria, doña Luz Caballero, cuando le propuse -al igual que el Consejero de Turismo, don Roberto Moreno- que en los impresos, folletos y ediciones de nuestro Cabildo apareciera "Gran Canaria, isla colombina", me respondió que eso no era posible porque el presidente del Cabildo gomero se molestaría. Con tal lógica todos deberíamos molestarnos con otras personas que posean nuestro primer apellido. ¡Increíble respuesta! ¿Pero que clase de gente nos desgobierna de tal modo? Por culpa de ellas tuve que soportar en una excursión en La Palma que la guía dijera a los viajeros de la guagua que "La ÚNICA isla donde estuvo Colón fue en La Gomera"; quise intervenir para aclararle su error, pero mi esposa me lo impidió para evitar discusiones; no obstante, en una parada se lo dije, y su respuesta fue:"Usted debe ser de Las Palmas"; de este modo una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad, como dijera el dirigente nazi Goebel. ¿Qué perjudica a La Gomera el que Gran Canaria sea también isla colombina? En Las Palmas Colón hizo reparar el gobernallo, o timón de La Pinta y cambiar la vela de La Niña de latina en redonda. En La Gomera realizó la última provisión de agua y alimentos. Está claro que no hay preeminencia de una isla sobre otra porque ambas se complementan en los servicios prestados al Descubridor. ¿Habrá que seguir insistiendo en este asunto una vez más hasta que se imponga la auténtica verdad, que se niega tan obstinadamente?

Me avergüenza ser grancanario y palmense cuando Jerónimo Saavedra, nuestro "ínclito" alcalde, no se ha ocupado en absoluto del tema de la declaración del centro histórico -Vegueta-Triana- de nuestra ciudad como Patrimonio de la Humanidad, que con muy buen criterio inició Josefa Luzardo -nobleza obliga-, encargando el informe al gran historiador Alfredo Herrera Piqué, que lo realizó magistralmente, como es característico de él, y que debe estar olvidado en algún cajón de las oficinas municipales; me parece estupendo que se haya implicado en el asunto de la capitalidad cultural europea, aunque no soy optimista al respecto, pero que no olvide el de Patrimonio de la Humanidad, tan importante o más.

Me avergüenza ser grancanario y palmense -nacido, criado y habitante de Las Palmas de Gran canaria- cuando contemplo con infinito dolor los atentados arquitectónicos perpetrados en Vegueta y Triana, con tantos hermosos edificios demolidos para erigir en su solar obras horrendas, y abandonados, amenazando ruina, y otros vaciados interiormente, ante la indiferencia municipal -¡Que diferencia con Agüimes!-.

Me avergüenza ser grancanario cuando observo que va a finalizar esta legislatura sin que se afronte con valentía la declaración del Parque Nacional del Roque Nublo porque se le tiene temor a la alcaldesa de Tejeda, que prefiere el espantoso teleférico, como si esta señora y los tejedenses o tejedanos -que no sé cual será su gentilicio- fuesen los dueños de aquel territorio que, además merece el otorgamiento de Patrimonio Natural de la Humanidad por sus singularidades, que en nada desmerecen a las del Teide, que no niego ni discuto que las posee; me han asegurado que el Consejero de Medio Ambiente del Cabildo de Gran Canaria, don Juan Salvador León, es partidario del Parque Nacional -al que añado el de Patrimonio Natural de la Humanidad-, pero teme enfrentarse a la alcaldesa y vecinos de Tejeda, cuando lo que debe hacer es convocarlos in situ y explicarles los grandes beneficios que esas declaraciones significarían para la zona; le he enviado los tres artículos que he escrito sobre este tema, con su correspondiente tarjeta de saludo y de solicitud de una entrevista, sin respuesta, al igual que el presidente del Cabildo don José Miguel Pérez.¡Que falta de clase y de educación! Estoy seguro de que ni el rey ni el presidente del gobierno nacional actuarían así.

Me avergüenza ser grancanario y palmense cuan veo horrorizado el monstruoso atentado arquitectónico que se ha ejecutado con el edificio del Cabildo de Gran Canaria, obra del gran arquitecto palmense Miguel Martín Fernández de la Torre, símbolo no solamente en Canarias sino en España de la arquitectura racionalista, al que con las placas blancas que le han colocado han convertido en un electrodoméstico; e igualmente con el castillo o fortaleza de Matas, al que suprimieron las almenas porque no eran de la "época", y le han colocado un espantoso ático de color calabaza que rompe la armonía; creo que el autor de esta "restauración" es el que se proclama arqueólogo, Julio Cuenca; la "reforma del Cabildo la consintió don José Miguel Pérez García o proviene de su antecesor en la presidencia cabildicia? Si es en el segundo caso debió haberla impedido, si es en el primero es reo de absoluta culpa y responsabilidad.

Me avergüenza ser grancanario cuando contemplo cómo políticos y no políticos rinden pleitesía al ex monje trapense don Guillermone, doblando la cintura y humillándose ante este prepotente virrey que por estos pagos gobierna en un conocido periódico, al que todos temen, y se le conceden distinciones -seguro que próximamente será nombrado hijo adoptivo de Gran Canaria y de su capital- y que impone al ineptísimo Pedro Halffter como director titular de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria, aunque a los directores invitados les cueste conseguir buenos resultados de su plantilla que tiene calidad más que suficiente, porque la encuentran apelmazada, dura, rígida..., consecuencia de la escasa capacidad de Halffter; y que también -don Guillermone, por supuesto- ha impuesto en la Universidad un aula Wagner, compositor de su fanática devoción, ahora porque años atrás le consideraba nazi, que no tuvo vinculación alguna con nuestra ciudad, ni con la isla -seguramente hasta desconocía su existencia- como si la tuvo Camille Saint-Saëns, que pasó largas temporadas en ella durante varios años, y que es el que merece en todo caso el aula- y así hemos de soportar y aburrirnos el "canto" rígido, duro y antimelódico wagneriano, con sus interminables parlamentos, por complacer a don Guillermone; no comprendo el temor de los políticos hacia este individuo porque tienen una solución muy fácil: unirse todos, sin distinción de partidos, no obedecer sus insinuaciones-órdenes, y en último caso prescindir de su medio de comunicación, porque le sería imposible desprestigiar y censurar a todos, nadie le creería, y ante esto el propietario lo eliminaría porque le interesará muchísimo más el negocio que el valido, unidos en este aspecto serían los fuertes.

Me avergüenza ser grancanario porque cuando el 7 de Octubre de 1971 denuncié en el periódico La Provincia los destrozos que ocasionaron a valiosas obras de nuestro patrimonio artístico, entre ellas la Cueva Pintada de Gáldar, que repintaron, los falsos restauradores Julio Moisés (¡Otro Julio!) y Pilar Leal, que habían sido expulsados de la Escuela Nacional de Restauración, sin finalizar el primer curso, careciendo, obviamente, de la titulación correspondiente, según la información que me facilitó Matías Díaz Padrón, profesor de dicha escuela, fui duramente atacado por don José Miguel Alzola González y don Juan Rodríguez Doreste, que osó afirmar que "era una disputa de colegas mal avenidos", o sea que para él, en su profunda ignorancia del tema, eran "colegas" el Conservador Jefe de pintura flamenca y holandesa, por rigurosa oposición, del Museo del Prado y profesor de la mencionada escuela, que estos incompetentes alumnos, incapaces de aprobar el primer curso, y para colmo se les abrió un taller de "restauración" en dependencias de la Casa de Colón, de la que era entonces director don Alfonso de Armas Ayala, que conocía su falta de preparación y de competencia, y en sus ineficaces manos cayeron casi todas las obras pictóricas del archipiélago.

Siento vergüenza de ser grancanario y palmense cuando paso sobre los horrendos pavimentos de la Calle Mayor de Triana y de la calle Obispo Codina, por la Catedral, que por su carácter marcadamente histórico merece uno de más categoría, además, en una de las columnas del templo, derecha mirándola de frente, cuelga sujeto con una vulgar tachuela el número 13, en un latón doblado -no creo que la Catedral necesite un número para ser identificada-, y ya varias losetas del triste pavimento están resquebrajadas, sobre todo porque los operarios municipales encargados de montar el tinglado para la representación de Don Juan Tenorio, lanzaban sobre ellas desde el camión, sin cuidado alguno, las piezas metálicas que formarían la estructura del "escenario", y no colocaron unas bases de madera para proteger las losetas, otras están deterioradas porque no se usó el suficiente cemento para pegarlas, han quedado flojas y al pisarlas se agrietan y manan agua embarrada que mancha los zapatos y los bajos de los pantalones; y la iglesia del Sagrario, en el ala norte del templo catedralicio, esquina al callejón de san Marcial continúa inacabada, y aunque hay un proyecto del arquitecto don Salvador Fábregas, yo considero que debería realizarse el primigenio de Diego Nicolás Eduardo que mantiene la misma línea arquitectónica; este callejón continúa cerrado parcialmente hacia la calle Herrería por unas vallas que protegen la "histórica" acequia que según el "arqueólogo" Julio Cuenca -¿tendrá titulación este señor?- abastecía de agua procedente del barranco Guniguada el torreón que mandó erigir el conquistador Juan Rejón allí, y que está cubierta con plásticos.

Me avergüenza ser grancanario ante la barbarie de la autovía de Agaete a la Aldea, que destrozará con túneles y viaductos el Parque Natural de Tamadaba, cuando la actual carretera puede mejorarse, y además no es la única vía de la isla que sufre desprendimientos, como los que incomunicaron por Ayacata Tejeda con el Sur; para todas, autovías, y nada quedará del paisaje de la isla, ahogado por el conglomerado asfáltico.

Me avergüenza ser grancanario y palmense cuando me horrorizo viendo el atentado de máximo grado arquitectónico sufrido por el teatro Pérez Galdós para su "ampliación".

Me avergüenza ser grancanario cuando veo que en la reforma y ampliación del parador de la Cruz de Tejeda han desaparecido casi totalmente los detalles que creó Néstor Martín Fernández de la Torre, y que su hermano, el arquitecto Miguel, cuidó con especial mimo, y se ha demolido totalmente la parte posterior.

Me avergüenza ser grancanario y palmense cuando observo que para ser magníficas en nuestras instalaciones portuarias falta un muelle adecuado para el atraque de 4 ó 5 cruceros; ¿es que no hay espacio suficiente para construirlo?

Me avergüenza ser grancanario porque durante décadas se soportó mansamente la feroz dictadura del obispo Antonio Pildain, quien en su aberrante obsesión sexual no permitía las procesiones de los patrones y patronas de los barrios de la capital y de las localidades del interior de las islas de la diócesis de Canarias -Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura- si en las sociedades se celebraban bailes; pretendió -no recuerdo si lo logró- la separación de los sexos en nuestras playas, Las Canteras y Las Alcaravaneras, pues todavía no se había descubierto el Sur, y se diseñó un bañador "especial" para las féminas que cubría hasta las rodillas; hablaba horrores de películas, como Gilda, amenazando con negar la absolución a los fieles que confesaran haberla visto; y se ensañó con Pérez Galdós, intentando, esta vez, por suerte, sin éxito, que no se abriera su casa-museo, y como no lo logró prohibió a las autoridades civiles de la época asistir a la procesión del Corpus Christi.

Me avergüenza ser grancanario y palmense porque en el absurdamente denominado Parque Romano -ignoro porqué ya que allí no estuvieron los romanos- se haya erigido un monumento a Simón Bolivar, que NUNCA tuvo contacto con Gran Canaria o con su capital, ni la benefició en modo alguno; será porque contrajo matrimonio con una terorense -¡vaya mérito!; fue un auténtico criminal de guerra porque amenazó: "¡Españoles y canarios, contad con la muerte!" -curioso que hiciera esa distinción pues todos eran españoles-, y cumplió su amenaza asesinando a personas indefensas, sin tener en cuenta la edad y el sexo; ese "monumento" debe ser retirado porque a más de una aberración constituye una total ofensa a los grancanarios.

Me avergüenza ser grancanario porque aquí nadie ha protestado por la concesión al Sur de Chicharreronia del doble de euros que al de Gran Canaria, que es abismalmente más importante por la calidad y cantidad de sus playas, y no creo que aquí alguien lo dude, y si es así que vea los dos y compare; igualmente los habitantes de Santa Cruz de Tinerfenonia reciben bastante más que los de Las Palmas de Gran Cananaria. Según me han informado los presupuestos que fueron elaborados por ese "grancanario auténtico" que es el señor Soria López como Consejero de Economía y Hacienda antes de la ruptura del pacto entre CC y PP han sido totalmente cambiados por su sucesor -ignoro quien es- para favorecer descaradamente a la isla del Teide. Sería muy interesante conocer los que realizó Soria para ver la diferencia.

Me avergüenza que Jerónimo Saavedra pretenda nombrar Hijo Adoptivo de Las Palmas de Gran Canaria a Paulino Rivero, que no se oculta para favorecer a su isla. ¿Qué ha hecho por nuestras capital e isla? Nada. Mientras en Chicharreronia ATI es cada vez más fuerte y poderosa y llegará a dominar el archipiélago, aquí ¿Qué tenemos? Únicamente el grupo de opinión Tamarán -que actualmente no frecuento- que no pasa de ser más que un conjunto de amigos y conocidos que se reúnen una vez al mes en el R.C. Naútico de Gran Canaria para almorzar y charlar y nada más. Ellos alegan que lo hacen para defender a nuestra isla, lo que es muy loable, pero son desconocidos para el 90 por ciento de nuestra población, según mis cálculos basados en preguntas a diversos ciudadanos, porque no aparecen en los medios de comunicación locales -prensa, radio y televisión- denunciando las tropelías cometidas contra Gran Canaria, o emitiendo sugerencias beneficiosas para ella -si así fuera yo continuaría integrado en el grupo-, pero se conforman únicamente con contestar en este periódico los dislates, insultos y majaderías de don Pepone en su Día-rrea, lo que es muy plausible, y se acabó. Nada que ver con los próceres hispanoamericanos que en sus reuniones provocaron los movimientos independentistas de sus respectivos países -para mí equivocados porque ahí tenemos palmariamente a la vista los tristes resultados de su "independencia"- ni con los locales que movilizaron a nuestra población en una gigantesca manifestación para conseguir nuestra Universidad, y anteriormente para la división provincial . En varias reuniones propuse el tema de la doble autonomía, o autonomía solamente para Gran Canaria, y no me hicieron caso. Todo fueron chanzas y bromas, que me molestaron y dolieron. Yo considero que según los artículos 143, apartado 2 que nombra la isla, y 144, apartado a), de La Constitución puede conseguirse esa autonomía, que propuso en su día Arturo Cantero Sarmiento, fundando el Partido Doble Autonomía, de breve existencia por los enfrentamientos particulares de varios de sus directivos, que en ATI seguramente no se producen porque para ellos Chicharreronia está por encima de todo, como debe ser en unos verdaderos patriotas, en Gran Canaria no aprendemos la lección, y que yo sigo en su trayectoria, tampoco los medios de comunicación grancanarios -prensa, radio y televisión- le apoyaron pues deben estar vendidos al oro chicharrerón; me asqueó el titular de La Provincia/Diario de Las Palmas: "Canarias llora a Adán Martín". ¿Quienes le otorgaron facultades para erigirse en representante del supuesto dolor del pueblo canario por el deceso de ese expresidente?

El Grupo de Opinión Tamarán, si es tan grancanarista como presume, debería ponerse en contacto con un hermeneuta constitucionalista para que dé su interpretación a los citados artículos y dictamine si es posible esa autonomía para nuestra isla. Y así nos va, sin políticos que nos defiendan y luchen como antaño, sin grupos de opinión que calen en los habitantes de nuestra desdichada isla, iremos proa al marisco, como decía Pepe Monagas. Si fue posible la división provincial en 1927, ¿porqué no ha de serlo la autonomía para Gran Canaria, expoliada ahora como antes, o quizá más?

Y no he pretendido ofender a los componentes del Grupo de Opinión Tamarán, en el que tengo excelentes amigos, pero si exponer las causas de mi apartamiento. Si no cupiera esa autonomía y tenemos que aceptar una única para Canarias, exijo a nuestros representantes de todos los partidos políticos de nuestra isla, principalmente los del Cabildo de Gran Canaria, que tengan muchísimo y especial cuidado con el nuevo estatuto que se está gestando y no hagan más concesiones para que Tinerfenonia consolide y aumente su poderío; deben exigir la absoluta paridad en todos los organismos, por ejemplo, que el Parlamento sea como la Presidencia del Gobierno, o sea cuatro años en cada capital, que no ha de coincidir necesariamente con la Presidencia, o si no el Parlamento fijo en una capital y la Presidencia en la otra, como muy acertadamente propuso cuando la Segunda República don Nicolás Díaz-Saavedra Navarro.

¡Que no se traicione a Gran Canaria una vez más! Si así sucediera, por la debilidad y astenia de nuestros políticos, lo denunciaré y censuraré duramente y pediré a nuestro electorado que no les otorgue su voto en las próximas elecciones. Es preferible un vacío de poder que una humillante entrega sin ventajas. De aprobarse una capital y un Parlamento con carácter fijo, han de corresponder a la Ciudad Real de Las Palmas de Gran Canaria por haber sido durante cuatro siglos la capital histórica de Canarias, donde radicaban todas las instituciones de la corona y de la iglesia, y también exijo, no pido, la devolución de la Capitanía General, hoy Mando Unificado de Canarias, que también nos fue arrebatado perversamente, como es sabido.

Por todas estas razones, y pesar de mi profundo amor a Gran Canaria sobre todas las demás islas, a las que también tengo cariño, especialmente a La Palma por mi ascendencia materna, no puedo evitar con enorme dolor el sentir vergüenza de ser grancanario, no por mi voluntad sino porque me obligan a ello "nuestros" políticos con su desidia. Y, como dijera el gran filósofo hispano José Ortega y Gasset, "Yo soy yo y mis circunstancias• Y las expuestas son, precisamente, mis circunstancias.

Carmelo Dávila Nieto

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