¿Y ahora que don
Mariano? ¿Continuará dejándose llevar por los acertados consejos de su eterno
asesor Pedro Arrriola?, ¿Intentará convencer a sus simpatizantes y militantes
con nuevos y sepulcrales silencios sobre su honorable extesorero Luis Bárcenas?
Es muy triste que en España cada vez sean menos los políticos que podrían pasar
con nota la reválida de la honradez. Pero eso sí, a todos ellos se les llena la
boca ensalzando y predicando la importancia y el sentido de los valores. ¡¡De
pena!!
Una vez
descubiertos los presuntos y recientes escándalos publicadazos en la prensa,
casos “Barcenas” y Sueldos “B”, ya nadie cuestiona la tremenda desafección de
la sociedad hacia los políticos. Concretamente, algunos dirigentes del PP han
sido capaces de machacar los últimos atisbos sobre la credibilidad de la clase
política actual, desprestigiando y envileciendo a ese noble y emblemático
embutido español de nombre “chorizo”.Si queda demostrado que todo lo aparecido
en los medios es real, nuestro prestigio , tanto nacional como
internacionalmente quedará a la altura del betún. Con su particular forma de
enarbolar la bandera de la austeridad y exhibir el pendón de la decencia y
dignidad, los populares han conseguido que desaparezca de la mente de los
españoles la postrera posibilidad de creer en alguien que se dedique a la
política. Que el gabinete de la Moncloa, incansable perseguidor de corruptores
y corrompidos, se atreva a exigir más sacrificios a los ciudadanos es lo más
lacerante que podría esperarse.
Que el gerente y
posterior tesorero de un partido se dedique a gestionar fondos de inversión,
abrir cuentas en Suiza y paraísos fiscales, eludiendo pagar impuestos,
constituye una indecencia. Si a alguien se le puede y debe suponer una
moralidad acrisolada y probada, es precisamente al administrador de una entidad
como es un partido político. La trasparencia y confianza sobre sus actividades
no puede admitir la más mínima sospecha.
Conviene tener presenta
que Barcenas, en su calidad de persona de total confianza, según la información
aparecida, solo se limitaba a distribuir sobres con distintas cuantías de
dinero, cuyo origen y procedencia se desconoce, pero siempre siguiendo las
instrucciones de un superior. La sola idea de imaginar a un dirigente político
del PP, acudiendo al despacho de L.B. en Génova
a recoger su prebenda mensual, más
cuantiosa que el sueldo oficial y en negro, como el alma de ambos, es
suficiente para helar el alma de cualquiera, y más aún, pensando en los seis
millones de parados. Al ciudadano solo le queda la esperanza de que algún día
salga a la luz el nombre de los presuntos receptores de tan infectas dádivas y
de donde provienen esas ingentes cantidades para mantener el tinglado de la
compra de voluntades, esfuerzos especiales, y quien sabe que otras cosas…
Que Rajoy
manifieste que “ahora es el momento de que actúen los tribunales contando con
el apoyo de su partido” es una mamarrachada como la copa de un pino. El presidente
debe pensar que no está asistiendo a un mitin, sino ante una de las mayores
obscenidades cometidas desde la transición. Afirmar que debe intervenir la
Justicia es una obviedad, lo que no impide que previamente, el PP, se someta a
todo tipo de investigaciones. La ciudadanía no puede esperar años a que los
tribunales sustancien este tenebroso asunto. ¡Eso ni lo sueñe presidente!
Medios y oposición no se lo van a permitir.
Alegar por parte
de algunos dirigentes del PP que la mayoría de los cargos políticos estan
limpios de toda culpa, implícitamente es una forma de reconocer que tambien
existen algunos sucios. Lo que el común de los españoles quiere conocer es
cuantos y quines son los afectados. A estas alturas ya no sirven las
estrategias de evasión ni dilación, sino información con datos contundentes
sobre todo lo ocurrido y desde el principio.
Haran falta miles
de litros de lejía y aguarrás para desinfectar todo el entramado, juzgar a los
responsables, y si son condenados, encarcelarlos y que paguen hasta el último
céntimo de lo defraudado. Supondrá una ingente y dificil tarea pero lo suyo es
acometerla cuanto antes. Que el PP se cuestione ahora entre debatir o ignorar
la posible existencia de los sobresueldos, sería otro despropósito más. Descubrir a los depredadores y sus
latrocinios es una de las primeras obligaciones del Gobierno. Malditos sean
todos aquellos que, aprovechándose de su situación privilegiada, se ha dedicado
a robar impunemente a todos los españoles.
Rajoy carece de
toda autoridad moral y política para oponerse a cualquier tipo de medida
tendente a averigüar lo sucedido con la amnistía fiscal. Tiene razón la
oposición cuando dice que ya no es apropiado proponer auditorías donde solo se
muestra y analiza lo que cada partido quiere y se oculta lo que perjudica. Lo
procedente es que todo sea sometido a un debete en el Congreso y ser presenciado por todos los españoles.
Negarse a ello será una palmaria demostración de temor por parte de la
formación conservadora.
Curiosamente,
cada vez que surge un nuevo escándalo, cobra gran protagonismo las extremidades
superiores de las personas implicadas. Mientras unos declaran que "nos les
temblaran las manos" otros solicitan "ponerlas en el fuego por fulano
o mengano.." pero ninguno reclama que se las corten por haberse lucrado,
asquerosa e ignominiosamente con el
dinero de los desempleados.
Aunque para
muchos, la aparente postura dura y decidida de Dolores Cospedal es encomiable,
no todos comparten tal criterio. Existe tambien un sector de su propio partido
que opina estar vendiendo en exceso sus propias virtudes, pretendiendo
capitanear y capitalizar la batalla contra Barcenas con demasiado celo, quizá
interpretando que a Rajoy ya no le quedan demasiados telediarios y ha llegado
el momento de comenzar a postularse.... Un poco de prudencia como la practicada
por Núñez Feijoo le vendría estupendamente, reconociendo que en el fondo todo
es "asquerosa política"
Mientras no se
arbitren medios lo suficientemente eficaces para impedir que el dinero de
nuestros impuestos, en muchos casos, termine en cuentas de Bancos suizos y
paraisos fiscales, todo seguirá igual.
Cuando inoperantes comisiones de investigación esten formadas por
políticos del propio partido y mantengan el control del Poder Judicial a través
de los nombramientos, la eficacia pretendida será nula.
Si en efecto en
el PP quieren convencer a los ciudadanos de que están totalmente dispuestos a
luchar y acabar con la corrupción, deben comenzar por una autocrítica sincera,
separando de sus formaciones a todos aquellos que no lo merezcan. Las siglas lo
soportan todo y protegen muchas veces a indecentes. Los partido no pueden ser
juzgados ni encarcelados pero los sinvergënzas, sí. ¿A que esperan?
Atentamente.
José-Tomás Cruz Varela
D.N.I. 02470916A