sábado, 14 de abril de 2012

VULNERABILIDAD, INESTABILIDAD Y DESCONCIERTO


Nuevamente nos encontramos sumidos en una total incertidumbre sobre la posibilidad de ser intervenidos o superar el nuevo bache que estamos padeciendo. Mientras que para algunos ya rozamos el borde del abismo, otros, más optimistas, opinan que solo es cuestión de tiempo, si bien todo varía en función de la situación individual de cada persona o familia. Cuando ya se han agotado todos los recursos y las expectativas son nulas, pensar que mañana volverá a amanecer y posiblemente llegue la esperada orden de desahucio por impago de la hipoteca es traumatizante. Triste panorama pero ese es el crítico estado de muchos miles de españoles.
     Quizá fue excesiva la confianza depositada en un cambio político de Gobierno. De cualquier forma poco o nada se podía esperar ya de los socialistas, cuya inutilidad en la segunda legislatura de Rodríguez Zapatero resultó francamente calamitosa. Era curioso escuchar como dos meses antes de la celebración de las elecciones generales (20-N), en los medios de comunicación, varios tertulianos y comentaristas, afirmaban que solo por el mero hecho de producirse el citado cambio, la bolsa comenzaría a subir y la maldita “prima de riesgo” a descender, cuando en realidad ha ocurrido lo contrario.
     Algunos ciudadanos, equivocadamente, compadecen a Rajoy por la falta de colaboración que está recibiendo por parte de la oposición y la negativa trayectoria de sus comienzos y no debe ser así. Nadie le ha obligado; prácticamente ha dedicado toda su vida a la política por propia voluntad y vive de ella. Como personaje público, son precisamente estas vicisitudes las que ponen a prueba la valía, capacidad y liderazgo de un político. Es prematuro juzgarlo por el escaso tiempo que lleva a cargo del Gobierno, si bien, ya se están censurando ciertas actuaciones puntuales como la “escapada” del Senado eludiendo a los periodistas para evitar hacer declaraciones. Su última improvisación sobre el recorte de los 10.000 millones de euros en Sanidad y Enseñanza, lejos de tranquilizar a los voraces “mercados”, solo ha servido para despertar más suspicacias en los mismos. Las propias contradicciones entre sus ministros, son una demostración de falta de autoridad y sincronía nada aconsejables.
     En cuanto a la propuesta-comentario de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, que no es nada nuevo por cierto, lo suyo sería otorgarle la consideración que merece dado que se trata de lograr un ahorro estimado de 48.000 millones. En efecto la remodelación autonómica que ella preconiza y así lo reconoce, conlleva complejos problemas de índole legal que obligarían a la aprobación de nuevas leyes orgánicas para modificar los estatutos; algo que ya se realizado en otros países como Alemania.  No obstante, la mejor solución sería el poder alcanzar un pacto de Estado entre PP y PSOE para modificar la Constitución. El rechazo por parte de Mariano Rajoy manifestando “que no se plantea la revisión del modelo de Estado” no parece muy adecuado cuando de lo que se trata es de ahorrar en el gasto, con el objetivo de que  mercados e inversionistas internacionales crean en España, justo lo que no está ocurriendo ya que dudan sobre el nivel de cumplimiento de nuestras autonomías en cuento a limites de déficit y endeudamiento.
     Empecinarse en que la “Carta Magna” es intocable, forma parte de una visión pacata e interesada de los propios barones autonómicos que, impropiamente, siempre interpretan cualquier posible recorte como menoscabo de su autoridad, para terminar emulando parte de lo negativo de la administración central en lo que respecta a gastos reducibles o eliminables  tales como: edificios, despachos, vehículos, asesores, secretarias, protocolo, tarjetas, etc., que paralelamente  también fueron imitando sus parientes ayuntamientos y diputaciones, porque en el fondo, aunque lo nieguen, les encanta el lujo, comodidades y un irreprimible deseo de reconocimiento.
     Aunque no resulte fácilmente entendible, la verdadera crueldad de nuestro terrible problema, ya no es el riesgo del propio rescate, sino en mantener al país en permanente incertidumbre sin saber lo que va a ocurrir y con un futuro muy oscuro para nosotros y todos los nuestros...

Atentamente.
José-Tomás Cruz Varela

D.N.I. 02470916

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