La desastrosa imagen
que estamos proyectando en el exterior, ha generado una tremenda crisis de
confianza entre nuestros socios e inversores europeos. No saben que pensar ni a
que atenerse, en función de los recientes acontecimientos acaecidos en España,
y lo más triste es que a los propios españoles nos sucede algo parecido. Mariano Rajoy y su
Gobierno deberan detener este proceso de
contaminación e impedir que la Generalidad catalana, venda internacionalmente
mercancía podrida que tanto está perjudicando.
Nadie apostaría
por un país, aparentemente en proceso de descomposición. El dinero es cobarde y
sus propietarios solo arriesgan en territorios sólidos donde no peligren las
inversiones realizadas. Resulta repugnante el tipo de oposición que está
realizando el PSOE a través de su Secretario General, Pérez Rubalcaba, a base
de cinismo y demagogia, e igualmente el secesionismo propiciado por el
presidente de la Generalidad, Arturo Mas, no solo contra el Gobierno del PP,
sino dañando a la propia nación española con su corrosivo discurso, tal como
refleja el incremento de 45 puntos por parte de la prima de riesgo. El proceso
iniciado por Mas, está propiciando la incertidumbre hasta cotas altamente
peligrosas y cuestionando la recuperación de nuestra economía.
En su momento, el
ex presidente José María Aznar, para frenar los planes separatistas de
Ibarretxe, gestionó la reforma Código
Penal prohibiendo las consultas a la ciudadanía, pero una vez más, los miedos e
incongruencias del nefasto Zapatero siguen perjudicándonos tras su obligada
dimisión, al haber derogado el decreto sobre las citadas convocatorias, que
ahora favorecen al líder de CiU, con su chulesca pretensión de celebrar un
referéndum, con o sin la autorización gubernamental. El presidente del Gobierno
tiene que implicarse más y dejar de pamplinear, restableciendo por
procedimiento de urgencia el citado decreto que castigaba con cárcel estos
inadecuados procedimientos. España no puede consentir el tener que soportar
retos y amenazas de este mediocre
político catalán y desastroso gestor económico. Conviene recordar que la deuda
de la Generalidad catalana está próxima a los 45.000 millones de euros.
La nación
española está pasando por uno de sus peores momentos, en recesión, con una economía
destrozada y el paro rozando los seis millones. El deseo independentista
catalán está causando estupor en la Unión Europea. La soberanía nacional es
incuestionable y el presidente Rajoy debería impedir y cortar de raiz todo
intento de cuestionar este sagrado e inviolable principio vigente en nuestra
Constitución. El pasado jueves 27, CiU, ERC e ICV, aprobaron las propuesta de
Mas para celebrar un referendum de independencia en la próxima legislatura. Al
margen de que la vicepresidenta Soraya Saenz de Santamaría manifestase que se
utilizaran "todos los instrumentos legales" para impedirlo, debe ser
el ropio Rajoy quien afirme rotundamente, que tal referendum afecta al conjunto
del Estado, no permitiendo su celebración bajo ningún concepto de acuerdo con
la ley y tomando la iniciativa antes de que este incongruente político anuncie
la convocatoria de su rocambolesca maniobra.
Atentamente.
José-Tomás Cruz Varela
D.N.I. 02470916A